viernes, 22 de agosto de 2014

En Tu Futuro Brilla Una Estrella

Programa Manualidades y Arte para la Autoafirmación
TARDES DE MANUALIDADES Y CAFÉ
Décima octava  y décima novena reuniones: Guadalupe, 22 y 29 de agosto de 2014

En Tu Futuro Brilla Una Estrella
Por María Antonieta Campos Badilla

Hoy amanecí con la claridad de que nuestros propósitos de vida son eternos y sobrepasan nuestro entorno material inmediato. Luego recordé el siguiente versículo: “Esta visión es para un tiempo futuro. Describe el fin, y éste se cumplirá. Aunque parezca que se demora en llegar, espera con paciencia, porque sin lugar a dudas sucederá. No se tardará.” (Habacuc 2:3)
Nuestros propósitos—es decir, los propósitos de Dios, de la vida misma—han  de cumplirse.
El que no solamente cree sino que confía en el poder que mueve el universo, sabe que en la naturaleza hay un código especial, uno que dice quiénes somos y cuál es nuestra esencia, uno que aún en la aparente ausencia guarda secretos de amor. Esos “secretos muy guardados”, esos “tesoros escondidos” de los que habla la Biblia, se encuentran en el silencio, en la oscuridad, en la soledad; los descubrimos cuando decidimos acallar nuestra alma y esperar,  cuando decidimos no juzgar las circunstancias sino simplemente observarlas y respirar.
Repasemos un poco aquella información que estudiamos en la escuela primaria, cuando nos explicaron de qué están hechas todas las cosas: A todo cuanto existe le llamamos materia. La materia es todo aquello que podemos tocar y percibir con nuestros sentidos. Todas las cosas que conocemos son materia, y la materia está compuesta por incontables átomos que se unen entre sí.
La materia se encuentra en tres estados: sólido, líquido y gaseoso, dependiendo de qué tan unidos se encuentren sus átomos.
Los átomos son partículas diminutas compuestas por un núcleo (con partículas de carga positiva o neutra) alrededor del cual giran los electrones (que son unas partículas inquietas de carga negativa).
Ahora bien, hay diferentes tipos de átomos, los diferentes elementos que conocemos de la tabla periódica. ¿Cómo clasificamos los diferentes elementos que existen? Pues porque los átomos de cada elemento tienen una cantidad particular de electrones; por ejemplo, los átomos de hidrógeno tiene sólo un electrón mientras que los átomos del oxígeno tienen ocho, y los de la plata tiene cuarenta y siete, y así se extiende una larga lista de elementos cuyos átomos pueden tener más de cien electrones girando a la vez alrededor de su núcleo.
Esos electrones giran en órbita, pero no lo hacen con la misma estabilidad con la que giran los planetas alrededor del Sol; los electrones van girando en una órbita y de repente desaparecen y aparecen en otra órbita para volver a empezar sus giros. Cada vez que un electrón desaparece de una órbita y aparece en otra se dice que ha hecho un salto, y cada vez que salta se produce un destello. Así, a mayor cantidad de electrones en un elemento, mayor será la cantidad de saltos y destellos que se producirán en ese elemento.
Como estamos hablando de destellos, hablemos un poco sobre la luz.
Recibimos la luz de las estrellas. Del Sol recibimos toda la luz y la energía necesarias para nuestra existencia. De las estrellas más lejanas, por la noche, recibimos una luz tenue cargada de belleza, esperanza, consuelo.
¿Qué son las estrellas? Grandes bolas de gas que se acumulan en el cosmos, muchos átomos que se unen en estado gaseoso,  que al unirse reaccionan y explotan e inician un largo proceso en el que se consumen o queman durante millones y millones de años. La luz que se produce al quemarse viaja en forma de ondas a lo largo del cosmos hasta aquel lugar en donde algo la detenga y la refleje o la absorba.
La luz viaja en forma de ondas; un rayo de luz que viene de las estrellas y pasa por un prisma se separa en diferentes frecuencias de onda y despliega una serie de colores: verde, amarillo, anaranjado, rojo, morado, azul e índigo; pero entrelazados con los colores se despliegan una serie de espectros oscuros, carentes de luz, una líneas negras como los códigos de barra de los productos que compramos en un supermercado.
Durante muchos años, los científicos se preguntaron qué eran esas líneas o espectros oscuros, ¿por qué no se despliegan de manera continua los colores de la luz al pasar por el prisma? Hoy se sabe que los espectros se producen por la interrupción de los rayos de luz que salen de las estrellas.
¿Qué es lo que interrumpe los rayos de luz? Esta interrupción se produce cada vez que salta de órbita un electrón de alguno de los elementos que forma la estrella. El destello de cada salto interrumpe el rayo de luz; y se puede decir que las interrupciones a un rayo de luz dependen del número de electrones saltando que tengan los elementos particulares de aquella estrella. Si la estrella tiene principalmente partículas de hidrógeno (con un sólo un electrón por átomo) sus interrupciones son diferentes a las de una estrella supernova con elementos más pesados como es el caso del oro cuyos átomos poseen 79 electrones. Así, dependiendo del tipo de elementos que tiene la estrella, así serán los espectros oscuros que podremos ver desde acá.
¿Qué quiere decir todo esto? Que la luz trae impreso un “código de barras” que dice cuáles son los elementos que están conformando las estrellas, los planetas y cualquier objeto que refleje la luz que observamos. Pero esta información no la encontramos en los hermosos colores de la luz, sino en los espectros oscuros.
Gracias a esos espectros oscuros es que hoy sabemos cuáles son los elementos que forman todo el universo y podemos comprender mejor todo aquello que conocemos, podemos entender cómo está conformado nuestro planeta y cómo funciona el Sistema Solar en el que vivimos; conocemos las galaxias y sabemos incluso cuándo nacieron. Hoy, por ese código de espectros oscuros sabemos el comportamiento y la vida de las estrellas, cómo nacen, cómo mueren y cómo se transforman.
Así, es lo que no llega de luz acá, lo que nos dice qué hay más allá, en aquel lugar de donde nos envían luz, color, calor, alegría y bienestar. Y es esa ausencia de luz la que nos ha permitido descubrir cuál es nuestra esencia física (los elementos de toda la materia que existe) y cómo se comporta esa esencia en los diferentes escenarios del universo.
Es por la oscuridad del espectro que podemos saber lo que ha de pasar con nuestro Sol en el futuro y podemos planificar y disfrutar el presente para cuidar nuestro planeta lo mejor posible, para sobrevivir en él de manera sostenible mientras nos sea permitido, y para viajar, si se pudiera, a otros planetas en el futuro, o para morir en paz como especie con la certeza de que nuestros cuerpos serán polvo de estrellas para llevar vida a nuevos planetas.
Cualquiera que sea nuestro futuro, será mejor si conocemos cómo funciona el mundo y el universo en el que vivimos; vale la pena preguntarse, entonces, ¿por qué encontramos esa información tan importante para nuestro bienestar en la oscuridad y no en el color de los rayos de luz?
Y con esta pregunta, quisiera que pasemos a una reflexión del plano espiritual y no sólo el físico. Es que estamos acostumbrados a ver a Dios en todo aquello que es bueno y hermoso, en lo que catalogamos como prosperidad, éxito y felicidad;  pero en la ausencia, en la soledad y en la oscuridad, nos parece que no podría estar aquello que amamos. ¿No es acaso en la soledad y en el silencio cuando somos capaces de escuchar lo que hay en nuestro interior? ¿No es cuando apagamos la luz y cuando no nos queda ningún otro recurso bullicioso cuando tenemos que escuchar a nuestra alma y ver para adentro? Muchísimas personas toman pastillas para dormir, no porque se sientan cansados por las pocas horas de sueño, sino porque no soportan escuchar y sentir lo que llevan por dentro cuando llega la noche; no soportan el silencio ni la oscuridad.
Queremos que nuestra vida esté llena de color siempre, de alegría, de música, de abrazos y compañía. No queremos la oscuridad, la soledad ni el silencio; no queremos recordar las críticas del día, no nos gusta sentir tristeza o frustración por lo que no pudimos hacer, ni temor o ansiedad por lo que viene mañana. Evadimos, con todos los recursos que tenemos esos “espectros de oscuridad espiritual”.
Pero pensemos un poco: Si en lo físico pudimos encontrar grandes respuestas en la oscuridad, en lo espiritual también podemos hacerlo si somos valientes, si decidimos apagar la luz, enfrentar la soledad, escuchar nuestra alma y sentir todo aquello que ella quiera entregarnos, bueno o malo, colorido y alegre u oscuro y triste.  Quizás es en la oscuridad, en la soledad o en los problemas, donde podemos percibir los grandes saltos y destellos espirituales que impulsan nuestra vida, quizás por evadir el temor y el dolor no estamos encontrado el gran poder energético que se mueve en las manos del Dios que decimos que vive en nosotros. Dios nos muestra su poder en nuestra debilidad (II Corintios 12:9), entonces nuestro triunfo no radica en evadir el dolor sino en mirarlo de frente, confiando en que Dios está haciendo su obra .
Alcanzamos realmente todo el color y la información de nuestras estrellas espirituales, cuando reconocemos tanto las brillantes y coloridas bendiciones que hemos recibido como la desesperanza que sentimos ante la ausencia de respuestas. Tenemos que dar gracias, sí, pero también tenemos que darle lugar a los sentimientos que nos produce la aparente falta de respuesta. “En descanso y en reposo seréis salvos; en quietud y en confianza será vuestra fortaleza” (Isaías 30:15).
Cuando abrimos espacio al dolor, cuando nos animamos a sentir la tristeza, cuando podemos derramar una pequeña lágrima y decir “no lo logré, pero aun así me amo y me apruebo… lloro, pero acepto el amor del universo y espero cosas buenas en mi futuro”, entonces estamos confiando verdaderamente en la Gracia, estamos recibiendo el espectro completo, con colores y oscuridad, con información de lo maravilloso que hay más allá, de lo que espera por nosotros y de lo que ha de venir; estamos dejando que toda la información necesaria penetre nuestra alma y se resuelva con una respuesta que llegará a su tiempo y de manera natural.  Porque la Sabiduría Divina que Dios ha puesto en nosotros resuelve todo en el momento en el que nos damos permiso de observar, sentir y reconocer. El reconocer y nombrar todo aquello que nos falta al  mismo tiempo que se agradece lo que sí hemos recibido, genera un equilibrio perfecto para que nuestra esencia espiritual resuelva lo que a nuestra alma perturba.
En el mundo espiritual, el conocimiento llega cuando lo dejamos llegar sin ayudarle, cuando sólo contemplamos todo lo que pasa sin juzgarlo, sin seleccionarlo;  la respuesta llega cuando la soltamos y esperamos sabiendo que toda la esencia de lo espiritual es buena.

Confiemos: Es cuestión de tiempo; así como la luz de las estrellas viaja y llega hasta nosotros, así como los físicos han podido descifrar el código de las estrellas y así como es probable que algún día logren  llegar hasta ellas, así las promesas que Dios nos ha dado ya son nuestras en el mundo espiritual y se manifestarán  pronto en nuestra dimensión material, aquí o en la eternidad.
Recordemos que hay algunas cosas que “vemos como por espejo” (I Corintios 13:12), pero que pronto llegaremos a  ver y gozar en su plenitud. “La senda del justo es como la luz de la aurora que va en aumento hasta que el día es perfecto” (Proverbios 4:18).

viernes, 1 de agosto de 2014

Un Pensamiento de Esperanza Puede Cambiar el Mundo

Programa Manualidades y Arte para la Autoafirmación
TARDES DE MANUALIDADES Y CAFÉ
Décima séptima reunión: Guadalupe, 1° de agosto de 2014

Un Pensamiento de Esperanza Puede Cambiar el Mundo
Por María Antonieta Campos Badilla

De todas las actividades que hemos realizado en nuestras Tardes de Manualidades y Café, las que más nos han costado son aquellas basadas en la papiroflexia. Doblar papel con sentido cuesta, y es que en esta técnica los dobleces del papel no se parecen a la forma final del objeto que se está creando sino cuando se llega al último paso. Si usted busca en internet los “pasos para hacer un ave de origami” encontrará opciones de 18 pasos o dobleces en adelante. Aún siguiendo las instrucciones paso a paso, es difícil concentrarse y no cometer errores. Para un grupo de mujeres a las que les gusta conversar de las experiencias vividas en la semana, es difícil recordar el siguiente paso si se les mostraron seguidos dos o tres.
Aun así se sabe que el papiroflexia es un excelente ejercicio para prevenir el deterioro cognitivo con la edad, y esto es así porque exige concentración, memorización a corto plazo, atención visual, coordinación motora, entre otras habilidades fundamentales para la solución de problemas simples. Obligar a nuestra mente a concentrarse en algo nuevo, es entrenarla para que no pierda sus funciones de respuesta básicas al medio ambiente.
Pero los beneficios de la papiroflexia, no son sólo cognitivos ni motores; les cuento por ejemplo la historia de las grullas de origami de Japón, símbolo internacional de la paz:
Una niña llamada Sadako Sasaki, tenía dos años cuando cayó la bomba en Hiroshima. Ella logró sobrevivir, pero cuando tenía doce años, por causa de la irradiación, fue diagnosticada con leucemia. De acuerdo con una leyenda japonesa que prometía un deseo a quien construyera mil grullas de papel, Sadako hizo tantas grullas como pudo con el deseo de curarse. En octubre de 1955 Sadako murió, había logrado hacer 644 grullas de papel. Tres años más tarde todos los niños de Hiroshima le dedicaron una estatua que se encuentra en el Parque de la Paz de esta ciudad. “Cada año, para el 6 de agosto, Día de la Paz, llegan miles de grullas de papel a Hiroshima desde todos los lugares del planeta. Los niños de la ciudad cuelgan las grullas en el monumento de Sadako, con la esperanza de transmitir este mensaje a todo el mundo.” (Vitarax, 2011)
Sadako logró trascender (véase la publicación en este blog del 14 de marzo de 2014, titulada Trascender: Verdadera Esperanza y Sentido de Vida). Sus grullas no sanaron su cuerpo, pero ciertamente le dieron esperanza a su espíritu, y han sanado el alma y las relaciones internacionales en muchos sentidos. Lo que ella hizo fue doblar papel con sentido, con esperanza, con una visión productiva.
Hace dos días cuando mi hermano vino de visita a mi oficina y vio desplegadas sobre la mesa, toda una serie de palomas de papel (en nuestra representación costarricense de la paz), las cuales hemos venido preparando para hacer algunos móviles hermosos que decoren nuestras casas, él me recordó la historia de Sadako y me dijo “cuando las personas están haciendo esto no pueden pensar tonterías”. Es cierto, si nos concentramos en crear algo hermoso, no podemos pensar en aquello que no lo sea. El origami y toda creación manual inspirada en la belleza nos impide pensar cosas malas.
“Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre, si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad”. (Filipenses 4:8)
Cuando pensamos en algo esperanzador, cuando construimos con estos pensamientos expresiones de arte hermosas, cuando iluminamos con la belleza el entorno que nos rodea; cuando doblamos papel con un mensaje, dibujamos o escribimos, con un sentido de amor y estética a la vez; entonces estamos cambiando el mundo.

Referencias bibliográficas:
Vitarax (2011). La Leyenda de Sadako Sasaki y las mil grullas de origami. Mil grullas por Japón. Una leyenda para la esperanza. http://pitbox.wordpress.com/2011/03/19/leyenda-de-sadako-sasaki-y-las-mil-grullas-de-origami-mil-grullas-por-japon-una-leyenda-para-la-esperanza/
https://www.youtube.com/watch?v=7HaZeUQQzrw