TARDES DE
MANUALIDADES Y CAFÉ
14 de enero
de 2015
Sentido
de Vida
Por María Antonieta
Campos Badilla
Vivimos nuestra vida con
esperanza cuando tenemos un propósito, un proyecto, un plan, un aporte que dar,
una forma de trascender... Dividimos la
vida en ciclos, y esperamos en cada ciclo lograr algo importante (sea que lo
planeemos o no) algo que nos haga sentir importantes, algo que le dé sentido a
nuestra vida.
Algunas personas sopesan sus
logros cada nuevo año; algunos otros, como mi abuelito Hernán creen que su vida
se divide en ciclos de diez años; otros, la dividen por etapas de desarrollo y
otros según los ciclos académicos y laborales. Sea cual sea la división que
hagamos, siempre hay un punto en el que nos detenemos e intentamos ver atrás,
reflexionamos en lo ocurrido, agradecemos los logros y tratamos de partir de
cero borrando (si se puede) aquello que consideramos fracasos.
Pero todo suma, todo lo que vamos
haciendo suma su parte en una estructura que construimos y que es puesta a
prueba con fuego; una estructura en la que se mantiene sólo aquello que es
valioso y que es bueno para continuar construyendo hacia arriba.
¿Sabemos, acaso, qué es lo que
estamos construyendo y cómo podemos llevar a cabo nuestros planes?
Por ejemplo, yo pretendo
construir una vida de amor, de vínculos fuertes con los demás, de solidaridad,
de lealtad y de apoyo mutuo con aquellos que me rodean. Quisiera vivir una vida
en donde la compasión en mi corazón sea suficiente para comprender las
necesidades de los demás e impactar positivamente en sus vidas.
Pero de forma paralela, tengo una
vida llena de necesidades, una vida en la que casi siempre, cuando puedo pensar
en las necesidades de otros, estoy pensando en alguna necesidad mía, en algo
que deseo o en el siguiente paso. Conduzco mi automóvil todos los viernes, pasando por un semáforo en
el que trabaja una mujer que vende flores, estas casi siempre están medias
marchitas y son caras. La mujer está allí ya sea que llueva, haya un sol intenso
o un fuerte viento frío. Cada vez que llego al semáforo en rojo pienso en la
valentía y gran esfuerzo de aquella mujer; siempre vuelvo a ver el cajón de mi
automóvil en el que deberían estar las monedas, pero nunca tengo nada para
compartir, siempre pienso que la próxima vez traeré dinero pero no lo hago
porque siempre salgo corriendo de mi oficina pensando en mí, en lo que me falta
por hacer, en la cena, en mi esposo, en mi familia… Otras veces simplemente pienso
que gastar tanto dinero en unas flores que no necesito es un lujo que no me
puedo dar. ¡Triste mentira!, a mí nunca me ha faltado nada, ni siquiera ahora
que no tengo un salario fijo.
¿Cuál es mi fe? ¿Por qué
cuestiono si tengo suficiente para compartir? ¿Por qué me pregunto si el
indigente que pide dinero en la calle se merece mi caridad o si debe ir a
trabajar? ¿No es eso juzgar? ¿Por qué no recuerdo en todo momento que la fuente
que satisface todas mis necesidades es Dios y que Él solamente me está pidiendo
que yo sea un vaso del que otros puedan tomar el agua viva que Él puso en mí?
Este año, si algún sentido de
vida quiero que dirija mis planes, es el
sentido del dar sin condición. Mi mamá dice que el cinco es el número de la
gracia, el año 2015 será el año de la gracia de Dios. Sin duda espero que Él me
bendiga, como todos espero que este nuevo año sea mejor, y cada vez mejor, pero
¿cuáles son los planes que tengo para mi vida? Cualesquiera que me proponga,
espero que Dios tenga misericordia de mí y me permita ver el mundo con sus ojos
de amor y compasión, que me permita dar-amar sin pensar, sino con el corazón.
Él pensará por mí.
Ahora te pregunto, ¿qué es lo que
quieres que dé sentido a tu vida, que dirija tus planes, que te llene de
esperanza y de fe?
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