viernes, 1 de julio de 2016

Soy orquídea

Soy orquídea
Por María Antonieta Campos Badilla

Conversaba con un par de mujeres de hermoso corazón, de esas que impactan el mundo por donde pasan pero no son muy conscientes de ello. Las mujeres somos alegría para el mundo pero lo olvidamos con frecuencia. Tengo muchas amigas como ellas y me encanta sentarme a escucharlas porque son mi espejo. Cuando las mujeres hablan y me inspiran con el alto valor que le asignan a la construcción de un sentido profundo de vida, pienso que también yo impacto al mundo con mi presencia y no lo noto.
Conversábamos de tatuajes y pensé en una imagen que a mí me representaría. Dije: “una orquídea, porque yo soy mía”; al rato les dije “es que las orquídeas sólo son ellas mismas”. Así son, hermosas, silenciosas, muy quietas, en medio del bosque donde ocurren tantas cosas y ellas sólo están allí, observándolo todo con libertad absoluta, sin juicios hacia otros, sin necesidad de aceptación, en reposo y sin hacer esfuerzos para obtener nada, sólo son de ellas, sólo son.
El labio de una orquídea resalta su belleza y sirve a los insectos para reposar en ella mientras beben y las polinizan y sus cinco hermosos pétalos abrigan, dan sombra, protección y belleza sin saberlo. Su esencia es generosa, pero no porque ella haya sido creada para servir a nadie, sino porque ella es. Sin esfuerzos mayores, sólo su presencia cambia el entorno y vuelve las miradas hacia ella. Dichoso el que es sensible y la nota, porque su vida cambia por completo en el momento en que la ve. Pero eso, sólo eso, verla y disfrutarla porque la orquídea se pertenece sólo a ella misma.

No hay comentarios:

Publicar un comentario