miércoles, 9 de abril de 2014

Los Pequeños Cambios Provocan Grandes Mejoras

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Novena reunión: 09 de abril de 2014

Los Pequeños Cambios 
Provocan Grandes Mejoras
Por María Antonieta Campos


¿Y qué pasa cuando se ha esperado por mucho tiempo y la respuesta no parece estar cercana? ¿Qué del que tiene mucho tiempo esperando una clase de amor especial, una oportunidad de prosperidad, un cambio en sus oportunidades de vida que haga de su día a día una experiencia esperanzadora?
Hay momentos, en que las personas se sienten muy cansadas y desesperanzadas, sobre todo después de una larga espera que parece infructuosa. 
Pues bien, para provocar cambios grandes hay que hacer cambios pequeños. Aquí les propongo tres tipos de cambio: 
El primer cambio es en la mente y en el espíritu, y ha hemos visto que para ello es necesario proclamar palabras diferentes a las que hemos venido diciendo, palabras positivas y esperanzadoras, racionales sí pero con un contenido de oportunidad. Las palabras son poderosas pero cuando estamos desesperanzados tendemos a proclamar el riesgo y no la oportunidad, y con ello limitamos nuestras posibilidades de sentirnos bien para actuar de manera productiva. Cuando la Biblia dice "Estad siempre gozosos, orad sin cesar, dad gracias en todo..." (I Tesalonicenses 5:16-18); se refiere precisamente a esto: proclamemos las bendiciones que van a venir para para nosotros y demos gracias por ello, hagámoslo en voz alta, y SIN CESAR, es decir de manera constante e independiente a lo que estamos viviendo.
El segundo cambio también lo hemos conversado un poco: Es necesario hacer esfuerzos diarios por vincularse con los demás; sacar tiempo para salir con un amigo, escribirle a las personas que están lejos y , sobre todo, compartir tiempo de juego y entretenimiento con nuestra familia (cercana o lejana, la familia que tenemos es la que Dios nos ha dado y hay que dedicarle su tiempo para que se fortalezca y crezca).
El tercer cambio es pequeño y es material: Cambie algo en su rutina, cambie sus muebles, limpie los rincones, elimine todo lo viejo de su casa, regale la ropa que no está usando... Más allá de las explicaciones energéticas que podrían ser difíciles de entender para quienes carecen del paradigma teórico del feng shui, pensemos que la limpieza, el orden, el espacio y el aire fresco son fundamentales para nuestra salud física y mental.  Hacer es fundamental para mantener nuestra mente activa y ocupada y, si hacemos, todo lo que movamos provocará grandes cambios en el gran todo universal al que estamos vinculados; el universo se moverá con nosotros, entonces movámonos y obliguemos a nuestra mente a ocuparse en actividades de bienestar cotidiano; será maravillosa la sensación de satisfacción posterior, cuando nuestra mente haya logrado resolver un problema pequeño de espacio, cuando nuestra refrigeradora esté llena de alimentos limpios y saludables, y cuando nuestra mesa de noche tenga sólo aquellas cosas que nos permitirán consentirnos por la noche. Finalmente recordemos que dar es fundamental para recibir, la poda es el antecedente de un mayor crecimiento, "echa tu pan al agua y en una ola regresará medida buena, apretada, remecida y rebosante"; lo que no usamos no debemos retenerlo porque alguien más en este mundo lo requiere, y a los espacios que queden libres llegará algo nuevo para ocupar su lugar.
Cuando aprendamos a mantener nuestra rutina en constante movimiento, con actividades de cuidado integral para nosotros mismos y para los demás, el universo comenzará a moverse con nosotros para traernos todo aquello que nos haga falta.
Para terminar un versículo que puede ayudarnos a iniciar esta pequeña cadena de cambios cotidianos, que provocará grandes cambios en nuestra vida:
"Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas todas vuestras peticiones, en toda oración y ruego y con acción  de gracias, y la paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús." Filipenses 4: 6-7.

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