Programa Manualidades y Arte para la
Autoafirmación
TARDES DE
MANUALIDADES Y CAFÉ
Vigésima primera y vigésima segunda
reuniones: Guadalupe, 12 y 19 de setiembre de 2014
Callar de
Amor
Por María Antonieta Campos Badilla
“Jehová está en medio de ti, poderoso…”
¿Qué significa poderoso? ¿Por qué hace referencia Dios
a su poder dentro de nosotros? ¿Qué hace Él dentro de nosotros con su poder?
“…Él salvará;
Se gozará sobre ti con alegría,
Callará de amor,
Se regocijará sobre ti con cánticos”.
(Sofonías 3:17)
De este pasaje, mi frase preferida es “callará de
amor”.
Sabemos con facilidad que el que ama ayuda, hace lo
que sea para sacar al amado de su apuro y se alegra en todas sus alegrías,
puede hasta bailar, gritar, reír y sonreír por amor aún cuando se le juzgue por
“hacer el ridículo”. Pero el amor hace eso de una forma muy natural y
satisfactoria.
En cambio, callar de amor es más difícil, menos
natural para quienes acostumbramos a decir las verdades, y mucho menos
satisfactorio la mayoría de las veces.
En I Juan 4:9 dice: “Amamos porque Él nos amó
primero”. ¿Es verdad? ¿Amamos como Él
nos amó? Algunas veces, cuando digo algunas verdades muy ciertas, verdades
irrefutables en mi mente, pero a pesar de su veracidad me duele el alma,
recuerdo ese pasaje y pienso en tantas, tantas, tantas veces, en las que Dios
ha hecho silencio ante mí o al respecto mí por amor, entonces pienso: “quizás no
debí haber hablado”.
Algunas veces, no todas, pero algunas veces, la
decisión de caminar una milla extra, en silencio, por amor, puede ser el único
camino para nuestra paz personal. Casi siempre, cuando guardamos silencio por
amor, Dios acude a nosotros en
reconocimiento absoluto de lo que es Su propia esencia; entonces nos tiende una
mano, nos da una salida, “adereza mesa delante de nosotros en frente de
nuestros angustiadores” (Salmos 23:5) , es decir, prepara las circunstancias
para que entonces podamos hablar palabras asertivas, de amor y verdad,
saludables, palabras que sirvan para liberar consolar y sanar como dice en Isaías 50:4 y en Isaías 61: 1-4:
“Jehová el Señor me dio lengua de sabios, para saber hablar palabras
al cansado; despertará mañana tras mañana, despertará mi oído para que oiga
como los sabios.”
“El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová;
me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los
quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos
apertura de la cárcel; a proclamar el año de la buena voluntad de Jehová, y el
día de venganza del Dios nuestro; a consolar a todos los enlutados; a
ordenar que a los afligidos de Sion se les dé gloria en lugar de ceniza, óleo
de gozo en lugar de luto, manto de alegría en lugar del espíritu angustiado; y
serán llamados árboles de justicia, plantío de Jehová, para gloria suya.
Reedificarán las ruinas antiguas, y levantarán los asolamientos primeros, y
restaurarán las ciudades arruinadas, los escombros de muchas generaciones”.
Cuando nuestras palabras tienen este efecto
sanador, entonces estamos hablando lo que debemos y cumpliendo con los
principios cristianos que proclamamos.
Nunca es tarde, aunque las palabras que se dicen no
se pueden borrar, muchas veces se pueden retomar y se pueden aclarar, otras
veces simplemente se puede callar de amor y rectificar con los hechos. Si
nuestras acciones son impulsadas por el amor y nuestro compromiso es tal que se
nota el deseo de liberar, sanar y consolar al amado, entonces nuestras palabras
pueden volver a tomar el curso correcto y cumplir el propósito para el cuál Dios
no regaló el precioso don del Verbo.
Recuerda la promesa: “Jehová cumplirá su propósito
en mí”. (Salmos 138:8)
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