viernes, 5 de septiembre de 2014

Un Futuro Imprevisto pero Bueno

Programa Manualidades y Arte para la Autoafirmación
TARDES DE MANUALIDADES Y CAFÉ
Vigésima reunión: Guadalupe, 5 de setiembre de 2014

Un Futuro Imprevisto pero Bueno
Por María Antonieta Campos Badilla

En relación con nuestra reflexión anterior tendríamos que decir que lo que recibimos del mundo espiritual en el material, es siempre bueno: Bendiciones concretas y promesas esperanzadoras que sabemos se cumplirán. Aún los deseos que aún no alcanzamos representan un mensaje que poco a poco llegaremos a comprender y que nos fortalecerán más adelante. Si revisamos nuestro pasado y nuestras experiencias sabemos que esto es así. “Hasta aquí nos ha ayudado el Señor” (I Samuel 7:12).
¿Qué debemos de pensar entonces sobre nuestra posibilidad de intervenir en el presente para planificar nuestro futuro y recibir lo que queremos? ¿Podemos planear nuestra historia?
Creo que sí y que no.
Si observamos bien nuestra experiencia y la experiencia de los otros, nuestra historia es una cadena de planes e imprevistos. Algunos de nuestros planes se concretan, muchísimos permanecen como sueños o posibilidades por años, y otros simplemente desaparecen.
Nos acostamos por la noche pensando lo que haremos al día siguiente, en la semana que comienza, en el mes que se avecina, en nuestra vida profesional, familiar o personal; y al día siguiente recibimos una noticia, una solicitud, un acontecimiento que cambia  nuestra disponibilidad de tiempo de manera absoluta. En ese momento tenemos que revalorar nuestros planes y decidir con tres opciones:
(1) Los mantenemos y hacemos un mayor esfuerzo para lograrlos en el tiempo previsto, sacrificando con ello otros planes, otras personas, nuestra energía y/o nuestra salud.
(2) Los mantenemos a sabiendas de que alcanzaremos lo previsto en un momento más lejano porque el tiempo para dedicarles es menor que el inicial.
(3) Los desechamos y aceptamos la pérdida disponiéndonos a construir nuevos propósitos.
Podríamos decir que cada día de nuestra vida tenemos que tomar decisiones como estas.
Tenemos capacidad limitada para planear y controlar nuestro entorno y, si bien los psicólogos nos recomiendan desarrollar hasta donde sea posible un locus de control interno (la convicción de que podemos cambiar y controlar nuestras circunstancias), en realidad, también dependemos de que quienes nos rodean, nuestro medio y nuestra historia nos ayuden a concretar nuestras metas.
¿Cómo ser feliz, entonces, cuando vivimos en un estado material incierto y cambiante?
Los mismos psicólogos que hablan del locus de control, hablan de la capacidad de adaptación: Si somos flexibles para aceptar las nuevas circunstancias y adaptarnos con nuevas propuestas, entonces, probablemente, encontraremos la forma de ajustar el medio a nosotros también.
Luchar contra una fuerza mayor que la nuestra puede desgastarnos, en cambio, aceptar que esa fuerza es mayor, y observarla, determinar su curso y aprovecharla para impulsarnos a nosotros mismos, puede ser la clave para nuestra adaptación, sobrevivencia y triunfo sobre las circunstancias.
¿Cuántas personas conocemos que al perder su empleo descubrieron habilidades, recursos y oportunidades nuevas que les ayudaron a salir adelante? ¿Cuántas parejas hemos visto que se unieron más y se fortalecieron cuando tuvieron que enfrentar circunstancias difíciles? ¿Cuántos niños con dificultades de aprendizaje desarrollaron estrategias de estudio para aprobar la escuela y cuando llegaron a la adultez descubrieron que esas estrategias los pusieron en ventaja sobre otros en el mundo laboral?
El principio del éxito ante lo imprevisto es la aceptación; la posibilidad de confiar en que todo lo que nos acontece es para bien; porque “la voluntad de Dios es buena, agradable y perfecta” (Romanos 12:2); la esencia de la naturaleza es vida, y en el universo no se destruye la energía sino que se transforma por la eternidad para dar lugar a infinitos fenómenos maravillosos y hermosos para nuestro deleite y el de todos los seres que nos rodean. Fenómenos que “cuentan la gloria de Dios” y que “anuncian la obra de Sus manos” (Salmo 19:1).

Confiemos, “Nuestro Dios está en los cielos”, en lo alto, en posición de autoridad sobre todas las cosas, “todo lo que quiso ha hecho” (Salmo 115:3), y “sus pensamientos para con nosotros son pensamientos de paz y no de mal para darnos un buen fin” (Jeremías 29:11).

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