Programa Manualidades y Arte para la
Autoafirmación
TARDES DE MANUALIDADES
Y CAFÉ
Vigésima cuarta reunión: Guadalupe, 14 de octubre de
2014
Fuerza de Titanes
Por María Antonieta Campos Badilla
Recuerdo cuando estaba estudiando
Psicología, y seguía mi proceso terapéutico personal. Quería llegar a ser una
Psicóloga consciente de lo que es un proceso de autoanálisis real, de lo que es
vivir con un conocimiento claro de cómo la historia personal afectaba mis
decisiones del momento y poder sacar ventaja de ese análisis en el planeamiento
de mi futuro. Quería ser una Psicóloga emocionalmente saludable, una persona
que tuviera algo valioso que compartir desde su propia experiencia y no desde
la teoría.
Como toda persona tenía una
historia fuerte que contar, alegrías y experiencias maravillosas, sí, pero
también experiencias dolorosas que resolver. Recuerdo a mi Psicóloga usar la
frase “usted tiene fuerza de titanes”. No lo sabía, no sabía que era una
persona con muchos recursos emocionales para superar la adversidad y que esa
era una cualidad especial.
Esta semana, entrevistando a
algunos de los adultos mayores que accedieron a colaborar con la recolección de
datos de mi tesis doctoral, en relación con los intereses y las necesidades educativas
de los adultos mayores, recordé muy vívidamente aquella expresión. Entrevisté a
personas con corazón de oro y fuerza de titantes. Se trata de un grupo de
adultos mayores con una característica común que no esperaba: todos han
sobrevivido a la pérdida de algún ser querido, todos han experimentado pérdidas
que los obligaron a reconstruir su vida y a buscar sentido en todo aquello que
hacen. Todos relataron sus historias, sin que yo se las pidiera, para
explicarme el motivo por el cual quieren seguir aprendiendo, seguir esforzándose
por construir nuevos conocimientos, nuevas habilidades, nuevas experiencias y
nuevos vínculos.
Fuerza de titanes tienen aquellos
que reconstruyen su vida. Es que todos la reconstruimos una y otra vez; cada
vez que construimos nuevos vínculos, cada vez que trascendemos a la vida y nos
damos cuenta que el amor es eterno, cada vez que aprendemos de la experiencias
dolorosas para hacer nuestra vida dulce. Eso es fuerza de titanes: ser capaz de
reconstruir la vida a partir de la experiencia.
Fueron todos los adultos mayores
entrevistados los que sin hablarles yo de mi fe me hablaron de Dios, de su
amor, de la valía que les da, de la importancia de compartir ese amor con otros.
Los adultos mayores tienen más autoridad moral que nadie para hablar de amor
porque sus años les han obligado a superar el dolor; el tiempo los ha retado a
amar a pesar de, a tolerar, a perder y seguir amando; ellos son los
sobrevivientes de todo y aun así aman. A su modo aman, con la materia prima que
les dio la vida.
Con excepción de las personas que
crecieron en el abandono y el rechazo (quienes requieren procesos de terapia
profundos para sanar su corazón), todas las personas tienen la capacidad de dar
amor a pesar del dolor que implican las pérdidas afectivas. Los adultos mayores
han pasado por un proceso de vida que ha depurado esa capacidad de perdón, de
amor y de disfrute.
Si quieres sobrevivir en la vida,
escucha a quien ha sobrevivido; si quieres superar los problemas escucha a
quien los ha superado; si quieres saber cuánto valen los bienes materiales
observa a quien se ha desarrollado con poco; si quieres saber cuál es el
conocimiento que vale observa a quien vive feliz.
El adulto mayor camina despacio y
disfruta más; tiene una noción más profunda y genuina de lo que es el deleite.
Quizás sea siempre el que camina despacio el que encuentre las mejores
respuestas para satisfacer sus necesidades, quizás sea el que hable despacio el
que se comunique mejor, quizás sea el que se siente por un largo rato el que
logre escuchar la voz de la sabiduría. Ante esto pregunto, ¿a qué velocidad
vamos?... ¿para qué?... ¿estamos seguros de que todo ese esfuerzo va a proveernos
lo que buscamos en realidad?
Los valores, los vínculos y el
amor, fueron resaltados por estas personas como su bien más preciado. Valdría la
pena preguntarse ¿cuáles son los bienes (materiales, morales y espirituales) en
los que invertimos ahora?, ¿cuáles a los que les damos prioridad?, ¿a quién le
estamos dando prioridad en nuestra vida y cuánto estamos dando a esas personas?
Ciertamente es a aquellas personas a quienes más amamos a quienes podemos
sentir en nuestro corazón una vez que se han ido; y es por nuestra experiencia
con ellos que podemos construir de nuevo y construir más.
La fuerza del amor trasciende la
vida, la muerte, la adversidad y el dolor; la fuerza del amor da vida, da
esperanza, da alegría y, sobre todo, da paz.
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