jueves, 16 de octubre de 2014

Fuerza de Titanes

Programa Manualidades y Arte para la Autoafirmación
TARDES DE MANUALIDADES Y CAFÉ
Vigésima cuarta reunión: Guadalupe, 14 de octubre de 2014

Fuerza de Titanes
Por María Antonieta Campos Badilla



Recuerdo cuando estaba estudiando Psicología, y seguía mi proceso terapéutico personal. Quería llegar a ser una Psicóloga consciente de lo que es un proceso de autoanálisis real, de lo que es vivir con un conocimiento claro de cómo la historia personal afectaba mis decisiones del momento y poder sacar ventaja de ese análisis en el planeamiento de mi futuro. Quería ser una Psicóloga emocionalmente saludable, una persona que tuviera algo valioso que compartir desde su propia experiencia y no desde la teoría.

Como toda persona tenía una historia fuerte que contar, alegrías y experiencias maravillosas, sí, pero también experiencias dolorosas que resolver. Recuerdo a mi Psicóloga usar la frase “usted tiene fuerza de titanes”. No lo sabía, no sabía que era una persona con muchos recursos emocionales para superar la adversidad y que esa era una cualidad especial.

Esta semana, entrevistando a algunos de los adultos mayores que accedieron a colaborar con la recolección de datos de mi tesis doctoral, en relación con los intereses y las necesidades educativas de los adultos mayores, recordé muy vívidamente aquella expresión. Entrevisté a personas con corazón de oro y fuerza de titantes. Se trata de un grupo de adultos mayores con una característica común que no esperaba: todos han sobrevivido a la pérdida de algún ser querido, todos han experimentado pérdidas que los obligaron a reconstruir su vida y a buscar sentido en todo aquello que hacen. Todos relataron sus historias, sin que yo se las pidiera, para explicarme el motivo por el cual quieren seguir aprendiendo, seguir esforzándose por construir nuevos conocimientos, nuevas habilidades, nuevas experiencias y nuevos vínculos.

Fuerza de titanes tienen aquellos que reconstruyen su vida. Es que todos la reconstruimos una y otra vez; cada vez que construimos nuevos vínculos, cada vez que trascendemos a la vida y nos damos cuenta que el amor es eterno, cada vez que aprendemos de la experiencias dolorosas para hacer nuestra vida dulce. Eso es fuerza de titanes: ser capaz de reconstruir la vida a partir de la experiencia.

Fueron todos los adultos mayores entrevistados los que sin hablarles yo de mi fe me hablaron de Dios, de su amor, de la valía que les da, de la importancia de compartir ese amor con otros. Los adultos mayores tienen más autoridad moral que nadie para hablar de amor porque sus años les han obligado a superar el dolor; el tiempo los ha retado a amar a pesar de, a tolerar, a perder y seguir amando; ellos son los sobrevivientes de todo y aun así aman. A su modo aman, con la materia prima que les dio la vida.

Con excepción de las personas que crecieron en el abandono y el rechazo (quienes requieren procesos de terapia profundos para sanar su corazón), todas las personas tienen la capacidad de dar amor a pesar del dolor que implican las pérdidas afectivas. Los adultos mayores han pasado por un proceso  de vida  que ha depurado esa capacidad de perdón, de amor y de disfrute.

Si quieres sobrevivir en la vida, escucha a quien ha sobrevivido; si quieres superar los problemas escucha a quien los ha superado; si quieres saber cuánto valen los bienes materiales observa a quien se ha desarrollado con poco; si quieres saber cuál es el conocimiento que vale observa a quien vive feliz.

El adulto mayor camina despacio y disfruta más; tiene una noción más profunda y genuina de lo que es el deleite. Quizás sea siempre el que camina despacio el que encuentre las mejores respuestas para satisfacer sus necesidades, quizás sea el que hable despacio el que se comunique mejor, quizás sea el que se siente por un largo rato el que logre escuchar la voz de la sabiduría. Ante esto pregunto, ¿a qué velocidad vamos?... ¿para qué?... ¿estamos seguros de que todo ese esfuerzo va a proveernos lo que buscamos en realidad?

Los valores, los vínculos y el amor, fueron resaltados por estas personas como su bien más preciado. Valdría la pena preguntarse ¿cuáles son los bienes (materiales, morales y espirituales) en los que invertimos ahora?, ¿cuáles a los que les damos prioridad?, ¿a quién le estamos dando prioridad en nuestra vida y cuánto estamos dando a esas personas? Ciertamente es a aquellas personas a quienes más amamos a quienes podemos sentir en nuestro corazón una vez que se han ido; y es por nuestra experiencia con ellos que podemos construir de nuevo y construir más.


La fuerza del amor trasciende la vida, la muerte, la adversidad y el dolor; la fuerza del amor da vida, da esperanza, da alegría y, sobre todo, da paz.

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