jueves, 11 de febrero de 2016

MANTENER LA ESPERANZA: RECONOCIENDO A LAS BUENAS PERSONAS

Psique&Salud: Reflexión Semanal
MANTENER LA ESPERANZA: RECONOCIENDO A LAS BUENAS PERSONAS
Por María Antonieta Campos Badilla

Una de las dificultades que pueden enfrentarse después de un abuso sexual, tiene que ver con desarrollar la capacidad de volver a confiar.  Abrirse a la posibilidad de encontrar personas buenas en nuestro camino. Y es difícil saber discriminar quién quiere nuestro bienestar y quién no.

Muchísimas de las personas que conocemos no son las personas indicadas para compartir nuestra intimidad. Algunas son buenas personas, pero, simplemente, no llevan un camino compatible con el nuestro. Otras personas no tienen intenciones buenas hacia nosotros y eso es necesario reconocerlo. Pero otras personas, las menos, sí calzan y sí son buenas.

En el mundo hay personas buenas, hombres y mujeres que quieren establecer vínculos de pareja sanos, positivos y duraderos.

Creo que uno de los primeros pasos para lograr identificar a estas personas es crear los límites personales:
  1. Es necesario definir quiénes somos y cuáles son nuestras expectativas de la vida en pareja
  2. Es importante poner límites que digan claramente lo que permitimos y lo que no
  3. Es necesario fortalecernos con el cuidado de otros y con un estilo de vida digno y transparente
  4. Es necesario discriminar quién es bueno
  5. Las personas buenas que nos rodean siempre son suficientes. ¡No necesitas a nadie más! y las personas que quieran ingresar a tu círculo deberán esforzarse por hacerlo demostrando una conducta honorable hacia ti.

¿Qué significa todo esto?

En primer lugar que para recibir bondad tenemos que ser personas buenas. Es necesario definir, fortalecer y publicar nuestros valores y es necesario vivir una vida coherente con ellos. Los buenos valores son factores protectores del riesgo social.

En segundo lugar, que para una persona que ha sido abusada y a quien le han roto los límites naturales, es difícil volver a construirlos.   Esto, algunas veces, implica un proceso de ensayo y error, con algunas interrupciones de las que hay que aprender a levantarse. Ya lo dijimos en reflexiones pasadas: lo importante en este proceso es renunciar a la culpa y seguir adelante.  Si otros nos hieren no es nuestra culpa, ni siquiera cuando voluntariamente hayamos bajado la guardia y permitido acercamientos, porque los otros también tienen la responsabilidad de tratarnos con respeto.  Pero siempre puedo volver a levantarme y seguir adelante hasta aprender a discriminar quién sí merece estar a mi lado y quién no.

Una decisión importante a tomar es no aceptar el acercamiento de nadie que no te trate con alta estima, alta honra y alto honor.  No alguien que te adore como a una diosa o a un dios; pero sí alguien que sepa que eres imagen de Dios.

Tienes derecho a pedir requisitos, tienes derecho a ir despacio, tienes derecho a mantenerte rodeada de personas que sabes que te aman y te cuidan mientras una nueva persona se acerca y se da a conocer.  Las redes sociales (las personas que te aman, familia y amigos buenos) son tu principal protección, no tienes que romperlas nunca en la construcción de una relación.

En tercer lugar, es necesario recordar que las personas buenas usualmente se rodean de personas buenas, pero también las personas con malas intenciones se hacen “amigas” de las personas buenas porque tienden a ser las más vulnerables.  Así que podrías ser vulnerable en cualquier lugar, incluso en una iglesia, escuela o grupo de ayuda social.  Pero la vulnerabilidad no existe cuando la vida de una persona es transparente y está rodeada de quienes las ven y la cuidan, porque resulta que a los malos no les gusta que los vean. ¡Haz que tu vida sea conocida por aquellas personas que te aman! ¡Haz que quien quiere conocerte quiera hacerlo al lado de esas personas que están junto a ti todo el tiempo! ¡Haz que te dé un lugar de honor social y que haga público todo lo que hacen juntos! Verás cómo huye un alto porcentaje de las personas con malas intenciones o con intenciones que no han sido claramente definidas.

En cuarto lugar, debes ser capaz de contestar la pregunta: ¿Quién es bueno? Yo creo que es bueno quien es transparente en todo, quien te presenta con apertura a su familia y a su entorno social y te da un lugar de honor, quien no se pierde los fines de semana, quien tiene una rutina transparente, un teléfono fijo, una dirección,  quien está rodeado de gente buena y les rinde cuentas, quien no tiene vicios, quien tiene planes honorables en su vida, quien no se burla, quien no critica, quien no demanda, quien te valora y valora a las personas, quien demuestra respeto en todo momento. Si sabes quién es bueno, no caigas en la trampa de abrir tus puertas a quien no lo es sólo porque no puedes soportar la soledad.

Esto me lleva a la explicación del último principio: Encontrar a las buenas personas, más que un acto de suerte es un acto de alta exigencia de tu parte, de que seas perseverante y fuerte para pedir que los otros demuestren que son merecedores de tu amistad y tu cariño porque tú eres una persona igualmente respetuosa y con altos valores.

Superar el abuso también significa reconocer que tienes un valor alto, que te mereces estar bien, incluso si eso requiere pasar un tiempo sola(o), y que tu confianza hay que ganarla con muestras continuas de merecimiento.

¡Mantén la fe! Hay personas buenas, de ellas, las que calzan contigo serán pocas, pero puedes pasar por la vida disfrutando la bondad de las personas en mayor y menor medida si tienes definido lo que aceptas y lo que no de los demás y lo que exiges de ellos.

¡Ánimo!, en la medida en la que te dediques a construir y fortalecer tu propia bondad y a exigir la misma de los demás, en esa medida te verás rodeada de gente cada vez más hermosa. Con la transparencia se atrae la transparencia, con la bondad se atrae la bondad, con la virtud se atrae la virtud. 

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