jueves, 4 de febrero de 2016

SUPERAR EL ABUSO SEXUAL: RECONSTRUIRSE EN AMOR CON EL AMOR DE OTROS QUE SABEN

SUPERAR EL ABUSO SEXUAL: RECONSTRUIRSE EN AMOR CON EL AMOR DE OTROS QUE SABEN
Por María Antonieta Campos Badilla


Lejos de quien te hería, segura(o) en todo sentido, ha llegado tu tiempo de reconstruirte en amor. Francamente, hay algunos pasos que dar; las heridas sanan solas algunas veces, pero es más difícil que lo hagan si no reciben un tratamiento apropiado.

De acuerdo con lo que hemos venido hablando en las reflexiones de este mes, hay algunos pasos que hay que seguir:
1.       Reconocer el daño
2.       Protegerte
3.       Recibir ayuda terapéutica
4.       Mantener la fe: Hay personas buenas en el mundo y hay formas de reconocerlas

De los dos primeros ya hablamos en reflexiones pasadas (“SUPERAR UN ABUSO SEXUAL: RECONOCIENDO EL DAÑO” y “EL DERECHO A NO CONFIAR Y SER FELIZ”).  El cuarto paso lo discutiremos en el futuro.

El tercer paso incluye el esfuerzo por recibir ayuda terapéutica. Los procesos de terapia ayudan a las personas a entender cómo interpretaron los actos de agresión, cuánto y cómo las dañaron estos actos, en qué áreas se han entregado y revictimizado, en qué áreas más bien se han sobreprotegido y aislado, cómo son, cómo quieren que las amen, cómo no quieren que las amen, cómo pueden ser felices.

Estos procesos son largos y son diferentes para cada persona. Algunos van a consulta por años, otros combinan terapias de mediano plazo con grupos de apoyo, libros y actividades de crecimiento personal y autoafirmación, otros sólo asisten a una terapia breve y otros deciden superarlo solos. 

Si me preguntan, he visto mejores resultados en las personas que se comprometen de lleno con la segunda opción: Una buena terapia de un año y medio o dos años (más o menos dependiendo del caso) en donde esa persona saque y procese el dolor como si fuera un duelo de algo que después se dejará atrás, y con un compromiso intenso de superación personal, acompañado de la construcción de redes de apoyo social y rutinas de autocuidado y desarrollo.

Muchísimas personas en el mundo se esfuerzan por demostrar que están bien, que son “normales”, que pueden superar las cosas porque están “sanas” y “no necesitan ayuda”. Nunca he entendido ese concepto, esa necesidad de que los demás me aprueben como una persona autosuficiente como si eso realmente existiera en un 100%. ¿Acaso no somos seres sociales?

Estamos en este mundo organizados en familias, grupos, comunidades y sociedades porque todos nos necesitamos unos a otros. Y hay quienes se especializan en contabilidad y finanzas para ayudarnos a todos a administrar los negocios y los recursos, hay quienes se especializan en la salud para ayudarnos a todos a sanar enfermedades, hay quienes se especializan en la enseñanza de conocimientos complejos para ayudarnos a todos a aprender y progresar como sociedad; pues, también hay quienes se especializan en las formas de pensar, sentir y actuar según lo que la historia va marcando en nosotros, y nos enseñan cómo superar esa historia para ser más felices.

Los psicólogos son personas con una historia como la suya, que conocen métodos para comprender, interpretar y cambiar esa historia de acuerdo con las expectativas, valores y planes que usted ya posee. Un psicólogo no va a cambiar sus deseos, ni sus valores ni sus planes, sólo le va a enseñar los métodos para alcanzar lo que el dolor de su pasado no le ha permitido.


El rey Salomón decía: “Donde no hay consejo, el pueblo cae, mas en la multitud de consejeros hay seguridad” (Proverbios 11:14). ¡No sufra sola(o)! Si no lo desea, no le diga a las personas que está recibiendo ayuda, pero sea sagaz y aprenda de lo que otros ya saben, ¡busque ayuda, usted lo vale!

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