SUPERAR EL ABUSO SEXUAL: RECONSTRUIRSE EN AMOR CON EL AMOR
DE OTROS QUE SABEN
Por María Antonieta
Campos Badilla
Lejos de quien te hería, segura(o)
en todo sentido, ha llegado tu tiempo de reconstruirte en amor. Francamente,
hay algunos pasos que dar; las heridas sanan solas algunas veces, pero es más
difícil que lo hagan si no reciben un tratamiento apropiado.
De acuerdo con lo que hemos
venido hablando en las reflexiones de este mes, hay algunos pasos que hay que
seguir:
1. Reconocer
el daño
2. Protegerte
3. Recibir
ayuda terapéutica
4. Mantener
la fe: Hay personas buenas en el mundo y hay formas de reconocerlas
De los dos primeros ya hablamos
en reflexiones pasadas (“SUPERAR UN ABUSO SEXUAL: RECONOCIENDO EL DAÑO” y “EL
DERECHO A NO CONFIAR Y SER FELIZ”). El
cuarto paso lo discutiremos en el futuro.
El tercer paso incluye el
esfuerzo por recibir ayuda terapéutica. Los procesos de terapia ayudan a
las personas a entender cómo interpretaron los actos de agresión, cuánto y cómo
las dañaron estos actos, en qué áreas se han entregado y revictimizado, en qué
áreas más bien se han sobreprotegido y aislado, cómo son, cómo quieren que las
amen, cómo no quieren que las amen, cómo pueden ser felices.
Estos procesos son largos y son
diferentes para cada persona. Algunos van a consulta por años, otros combinan
terapias de mediano plazo con grupos de apoyo, libros y actividades de
crecimiento personal y autoafirmación, otros sólo asisten a una terapia breve y
otros deciden superarlo solos.
Si me preguntan, he visto mejores
resultados en las personas que se comprometen de lleno con la segunda opción:
Una buena terapia de un año y medio o dos años (más o menos dependiendo del
caso) en donde esa persona saque y procese el dolor como si fuera un duelo de
algo que después se dejará atrás, y con un compromiso intenso de superación
personal, acompañado de la construcción de redes de apoyo social y rutinas de
autocuidado y desarrollo.
Muchísimas personas en el mundo
se esfuerzan por demostrar que están bien, que son “normales”, que pueden
superar las cosas porque están “sanas” y “no necesitan ayuda”. Nunca he
entendido ese concepto, esa necesidad de que los demás me aprueben como una
persona autosuficiente como si eso realmente existiera en un 100%. ¿Acaso no
somos seres sociales?
Estamos en este mundo organizados
en familias, grupos, comunidades y sociedades porque todos nos necesitamos unos
a otros. Y hay quienes se especializan en contabilidad y finanzas para
ayudarnos a todos a administrar los negocios y los recursos, hay quienes se
especializan en la salud para ayudarnos a todos a sanar enfermedades, hay
quienes se especializan en la enseñanza de conocimientos complejos para
ayudarnos a todos a aprender y progresar como sociedad; pues, también hay
quienes se especializan en las formas de pensar, sentir y actuar según lo que
la historia va marcando en nosotros, y nos enseñan cómo superar esa historia
para ser más felices.
Los psicólogos son personas con
una historia como la suya, que conocen métodos para comprender, interpretar y
cambiar esa historia de acuerdo con las expectativas, valores y planes que
usted ya posee. Un psicólogo no va a cambiar sus deseos, ni sus valores ni sus
planes, sólo le va a enseñar los métodos para alcanzar lo que el dolor de su
pasado no le ha permitido.
El rey Salomón decía: “Donde no hay consejo, el pueblo cae, mas en la multitud de
consejeros hay seguridad” (Proverbios 11:14). ¡No sufra sola(o)! Si no lo
desea, no le diga a las personas que está recibiendo ayuda, pero sea sagaz y
aprenda de lo que otros ya saben, ¡busque ayuda, usted lo vale!
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