Programa Manualidades y Arte para la Autoafirmación
TARDES DE MANUALIDADES Y CAFÉ
Cuarta reunión: Guadalupe,
28 de febrero de 2014
Autoconocimiento III Parte:
Decisiones con
Consciencia de Amor
Por María Antonieta
Campos
Tomamos decisiones cada día para adaptarnos a las
demandas del ambiente y sobrevivir, en el mejor de los casos nuestras
decisiones se enfocan en la posibilidad de sentirnos plenos y felices, pero
muchas veces nos gana el ambiente con sus demandas y nos pone a correr a tal
punto que olvidamos nuestro propósito de vida; algunos ni siquiera han aclarado
cuál es ese propósito y avanzan por la vida como un barco sin timón.
Definir nuestro norte es fundamental
para poder avanzar de manera segura y satisfactoria. Para muchos de nosotros
ese norte está marcado por Dios, por la Divinidad, por el Ser Supremo; nuestro
sentido de vida trasciende a este mundo y esta vida, va más allá de nuestro
cuerpo y entorno inmediato y nos ubica como una parte de la esencia completa
del universo y como seres ligados al todo y a la eternidad.
Somos seres eternos. Los cristianos
creemos que somos parte de esa eternidad de espacio y tiempo por Cristo Jesús y
vivimos de acuerdo a sus enseñanzas y el propósito de vida que Él ha marcado: El
propósito es que seamos testigos de Él que reflejemos la gloria de Él de tal
manera que todos puedan verlo para que reciban también salvación; es decir, una
vida abundante y eterna llena de verdad, libertad, justicia y paz.
Muchas veces creemos que nuestras
decisiones son las que van a definir si las personas ven la gloria de Dios en
nosotros, pero la realidad es que si así fuera, la gloria sería nuestra y no de
Él. No, Dios no es tan pequeño como para
depender de nuestra conducta para que
otros le reconozcan, más bien, Él es grande y es poderoso, Él es Amor. Su
perfecta esencia, es decir, Su perfecto amor actúa en nosotros cada vez que nos
acercamos a Él y de forma natural ese poder se refleja en nosotros y los demás
lo ven.
No se esfuerza un espejo por reflejar
las imágenes frente a Él, así es nuestra vida, cuando pasamos tiempo con Dios
su reflejo es visible en nosotros sin necesidad de hacer ningún esfuerzo. No es
por nuestras decisiones que Dios se refleja en nosotros y entonces nos va bien,
más bien, es por su presencia que decidimos bien y encontramos verdad,
libertad, justicia y paz.
¿Qué es estar en la presencia de
Dios? Simplemente eso, estar con Él. Detener por un momento todos los
pensamientos que nos abruman, ser conscientes de Su presencia en nosotros y a
nuestro alrededor, sentirlo, respirar con Él, a su ritmo, en su acogedor
silencio y dejar que Él hable si quiere o que calle si así lo desea.
Estar en Su presencia es abrir los
ojos a lo infinito y a lo eterno, es ser conscientes de que nuestra existencia
es una parte inseparable de esa grandeza incalculable y sentir esa grandeza
hasta que cualquier situación en este mundo nos parezca pequeña e irrelevante.
Entonces y sólo entonces comprendemos su amor; el amor que dejó todo para
redimirnos, para rescatar nuestra alma de nuestra pequeña y limitada visión.
Sólo esa presencia divina es capaz de
hacerme actuar en amor, de permitirme tomar la mejores decisiones para mi vida
y para las personas que amo; sólo esa presencia me hace darme cuenta de que soy
capaz, y de que quienes están a mi alrededor son capaces y no dependen de mí
sino de Él. Entonces, cuando me siento libre porque entiendo qué es el Amor de
Dios el que actúa y que ese Amor es perfecto, puedo sentir Su mirada y percibir
su voz diciéndome:
No corras, respira despacio, no juzgues nada ni te juzgues a ti misma. Disfruta
el día porque lo hice para ti, aliméntate bien, disfruta con tus seres amados
porque "no hay mayor bendición que comer y beber y disfrutar de la mujer
(o el varón) de tu juventud". Ama, no critiques, observa a los otros sin
expectativas ni juicios porque yo también los amo; agradece lo que ellos
quieran darte y responsabilízate de darte a ti misma lo que yo quiero para ti.
Saca tiempo para tu cuidado personal, saca tiempo para tu descanso (aunque los
otros demanden mucho más actividad de ti), sé fuerte y decide atender tus
propias necesidades. Pero no te quedes sola, te he creado como un ser social;
establece vínculos fuertes con las personas, ama y perdona, habla con
asertividad y amor. Comparte, no te apegues a los bienes materiales, apégate al
amor en libertad y respeto, al amor que sabe que cada persona es responsable de
sí misma y que cada persona debe tomar decisiones cada día por su bienestar. Ayuda
con la consciencia de que el otro también puede salir adelante por sí mismo,
porque Dios le ha dado capacidades y talentos; ayuda a las personas a encontrar
su valor y sus talentos, ayuda con la consciencia de que es Dios quien hace la
obra en ellos, es Dios quien salva y redime. Y confía en que el fruto de este Amor
(de Dios mismo presente en tu vida) será suficiente para saciar tus necesidades
diarias y las de quienes te rodean. Ama: Ámalo a Él, ámate a ti misma y ama a
los demás; toma todas tus decisiones en Su presencia y serán decisiones con
consciencia de amor; espera la bendición abundante que ha de regresar a ti con
el mismo Amor.