viernes, 28 de febrero de 2014

Decisiones con Consciencia de Amor

Programa Manualidades y Arte para la Autoafirmación

TARDES DE MANUALIDADES Y CAFÉ

Cuarta reunión: Guadalupe, 28 de febrero de 2014

Autoconocimiento III Parte:
Decisiones con Consciencia de Amor

Por María Antonieta Campos

Tomamos decisiones cada día para adaptarnos a las demandas del ambiente y sobrevivir, en el mejor de los casos nuestras decisiones se enfocan en la posibilidad de sentirnos plenos y felices, pero muchas veces nos gana el ambiente con sus demandas y nos pone a correr a tal punto que olvidamos nuestro propósito de vida; algunos ni siquiera han aclarado cuál es ese propósito y avanzan por la vida como un barco sin timón.

Definir nuestro norte es fundamental para poder avanzar de manera segura y satisfactoria. Para muchos de nosotros ese norte está marcado por Dios, por la Divinidad, por el Ser Supremo; nuestro sentido de vida trasciende a este mundo y esta vida, va más allá de nuestro cuerpo y entorno inmediato y nos ubica como una parte de la esencia completa del universo y como seres ligados al todo y a la eternidad. 

Somos seres eternos. Los cristianos creemos que somos parte de esa eternidad de espacio y tiempo por Cristo Jesús y vivimos de acuerdo a sus enseñanzas y el propósito de vida que Él ha marcado: El propósito es que seamos testigos de Él que reflejemos la gloria de Él de tal manera que todos puedan verlo para que reciban también salvación; es decir, una vida abundante y eterna llena de verdad, libertad, justicia y paz.

Muchas veces creemos que nuestras decisiones son las que van a definir si las personas ven la gloria de Dios en nosotros, pero la realidad es que si así fuera, la gloria sería nuestra y no de Él.  No, Dios no es tan pequeño como para depender de nuestra conducta para  que otros le reconozcan, más bien, Él es grande y es poderoso, Él es Amor. Su perfecta esencia, es decir, Su perfecto amor actúa en nosotros cada vez que nos acercamos a Él y de forma natural ese poder se refleja en nosotros y los demás lo ven.

No se esfuerza un espejo por reflejar las imágenes frente a Él, así es nuestra vida, cuando pasamos tiempo con Dios su reflejo es visible en nosotros sin necesidad de hacer ningún esfuerzo. No es por nuestras decisiones que Dios se refleja en nosotros y entonces nos va bien, más bien, es por su presencia que decidimos bien y encontramos verdad, libertad, justicia y paz.

¿Qué es estar en la presencia de Dios? Simplemente eso, estar con Él. Detener por un momento todos los pensamientos que nos abruman, ser conscientes de Su presencia en nosotros y a nuestro alrededor, sentirlo, respirar con Él, a su ritmo, en su acogedor silencio y dejar que Él hable si quiere o que calle si así lo desea.

Estar en Su presencia es abrir los ojos a lo infinito y a lo eterno, es ser conscientes de que nuestra existencia es una parte inseparable de esa grandeza incalculable y sentir esa grandeza hasta que cualquier situación en este mundo nos parezca pequeña e irrelevante. Entonces y sólo entonces comprendemos su amor; el amor que dejó todo para redimirnos, para rescatar nuestra alma de nuestra pequeña y limitada visión.

Sólo esa presencia divina es capaz de hacerme actuar en amor, de permitirme tomar la mejores decisiones para mi vida y para las personas que amo; sólo esa presencia me hace darme cuenta de que soy capaz, y de que quienes están a mi alrededor son capaces y no dependen de mí sino de Él. Entonces, cuando me siento libre porque entiendo qué es el Amor de Dios el que actúa y que ese Amor es perfecto, puedo sentir Su mirada y percibir su voz diciéndome:

No corras, respira despacio, no juzgues nada ni te juzgues a ti misma. Disfruta el día porque lo hice para ti, aliméntate bien, disfruta con tus seres amados porque "no hay mayor bendición que comer y beber y disfrutar de la mujer (o el varón) de tu juventud". Ama, no critiques, observa a los otros sin expectativas ni juicios porque yo también los amo; agradece lo que ellos quieran darte y responsabilízate de darte a ti misma lo que yo quiero para ti. Saca tiempo para tu cuidado personal, saca tiempo para tu descanso (aunque los otros demanden mucho más actividad de ti), sé fuerte y decide atender tus propias necesidades. Pero no te quedes sola, te he creado como un ser social; establece vínculos fuertes con las personas, ama y perdona, habla con asertividad y amor. Comparte, no te apegues a los bienes materiales, apégate al amor en libertad y respeto, al amor que sabe que cada persona es responsable de sí misma y que cada persona debe tomar decisiones cada día por su bienestar. Ayuda con la consciencia de que el otro también puede salir adelante por sí mismo, porque Dios le ha dado capacidades y talentos; ayuda a las personas a encontrar su valor y sus talentos, ayuda con la consciencia de que es Dios quien hace la obra en ellos, es Dios quien salva y redime. Y confía en que el fruto de este Amor (de Dios mismo presente en tu vida) será suficiente para saciar tus necesidades diarias y las de quienes te rodean. Ama: Ámalo a Él, ámate a ti misma y ama a los demás; toma todas tus decisiones en Su presencia y serán decisiones con consciencia de amor; espera la bendición abundante que ha de regresar a ti con el mismo Amor.


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