martes, 10 de enero de 2017

Indulgencia

Indulgencia
Por María Antonieta Campos

¿Te amas? Perdónate.
¿Te amas? Libérate de tus juicios hacia ti mismo.
¿Te amas? Acéptate.
¿Te amas? Valórate.
¿Te amas? Deja el pasado atrás y construye uno nuevo.
¿Te amas? Suelta todo lo que te aprisiona.
¿Te amas? Anímate a ser el/la primero(a) en tu vida
¿Te amas? Pon tu paz (no tu deleite) como prioridad. La paz te llevará a nuevas formas de ser feliz.
¿Te amas? Pon tu paz (no el bienestar de otros) como prioridad. La paz te llevará a nuevas formas de amar; y el libre albedrío y libertad que le otorgas a otros los llevará a su bienestar personal.
¿Te amas? Acepta que mereces una buena vida. Acepta que los otros merecen bienestar. Acepta que el bienestar mayor se logra en libertad. Tu camino merece ser bueno sin depender de nadie más.
¿Te amas? Delimita tu camino. Pon límites. Expresa tus límites. Di también, si quieres, cuando otros han pasado los límites que debían y hazles saber que no los pasarán más. Defiende tus límites con tu propia fuerza y con la fuerza de aquellos que te aman. Y que en esta lucha tu mayor fuerza sea el amor.
¿Te amas? Perdona a los otros y déjalos ir en tu mente y en tu corazón. Hazlo por tu paz personal.
¿Te amas? Define lo que quieres en ese camino de paz y libertad. Anímate a decir lo que quieres, a pedir lo que quieres, a defender lo que quieres. Lucha por lo que quieres. Hazte un horario que te permita hacer lo que deseas, lo que anhelas lo que amas. Asigna recursos para hacerlo.
¿Te amas? Incluye a las personas buenas que te aman en algunos de esos planes; en algunos no, reserva algo sólo para ti.
Las personas que te llenarán de amor quizás no sean las que en tu imaginario pensaste que debían estar allí, tal vez no sea un esposo o una madre, tal vez sea tu vecina, tu hermana, tu amigo. Quien te llena de amor no es un rol social. Quien te llena de amor es el que está a tu lado en los momentos aburridos y sin importancia, en los días feriados y festivos, en las buenas y en las malas, en esos días en que no hay dinero para salir a un bar, en el hospital, en lo absurdo, en la decoración del nuevo hogar… No importa quien sea, lo que importa es que siempre hay alguien que está ahí y que te va a abrazar si extiendes tus brazos. Mira bien, allí está.

¿Te amas? Déjate amar. No hay una razón, no hay un porqué. No se trata de merecerlo o no. Para todos, el amor está ahí y “todos los caminos llevan al amor” (Josaya).

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